La barba de la cotoya (Cuscuta epithymum) es una planta muy curiosa.
No tiene hojas, ni raíces, y lo que de ella vemos es una maraña formada por “pelos” bastante largos y estrechos que aparece sobre algunas especies de matorral. Los “pelos” son los tallos, que se unen a la planta huésped mediante haustorios, que son raíces modificadas que permiten extraer del huésped las sustancias nutritivas necesarias para vivir. Es decir, la cuscuta es una planta parásita, que no tiene ni clorofila.
Es una planta bastante común en Asturias, y en el Parque Natural de Redes se encuentra fácilmente en brezales, en tojales y en zonas de árgomas, por ser estas especies sus plantas huésped más habituales aquí. En el centro y sur de la Península la cuscuta es muy común como parásita del tomillo (de ahí su nombre específico epithymus: sobre el tomillo) y de la alfalfa.
En esta época, si nos fijamos un poco, podemos ver lo que a primera vista parecen las flores blanquecinas; en realidad, lo que parece una flor es una inflorescencia compuesta por un conjunto de unas 15-20 flores.
La planta produce miles de semillas que son esparcidas principalmente por el viento. La semilla germina en tierra y saca un tallo que debe fijarse rápidamente a una planta huésped o de lo contrario morirá (pues sin clorofila no es capaz de sintetizar las sustancias nutritivas). Una vez que se fija al huésped, se desprende de la tierra y vive sobre el huésped.